Thursday, March 21, 2013

Menos arroz y refrescos y más vegetales en la dieta hispana

Publicado el sábado, 11.10.12

Menos arroz y refrescos y más vegetales en la dieta hispana
Melissa Sanchez
msanchez@...

Cuando Arleen Barreiros fue diagnosticada con diabetes tipo 2 a los 27
años de edad, la noticia no fue una sorpresa. Estaba sobrepeso y tenía
problemas para hacer los cambios necesarios en su estilo de vida que le
ayudarían a eliminar esas libras. Además, su abuela, su madre y su padre
tenían diabetes.

Pero el diagnóstico la obligó a hacer cambios inmediatos en la dieta. El
mayor reto puede haber sido ser hija de inmigrantes cubanos.

“Tuve que explorar alimentos a los que no estaba acostumbrada mientras
crecía”, dice Barreiros, que tiene ahora 35 años. “¿Vegetales? No
comíamos vegetales. Tuve que alejarme de la comida cubana tradicional
porque tiene mucha grasa, todo se fríe y es alta en carbohidratos. Eso
es difícil de balancear”.

Es un sentimiento compartido en Miami, donde más de la mitad de la
población es hispana. Los expertos dicen que la cocina tradicional de
los países del Caribe, Centro y Sur América, está a menudo llena de
carbohidratos simples con un alto índice glucémico. Los azúcares en
alimentos como el arroz blanco y el pan blanco, se descomponen
rápidamente en el organismo provocando alzas abruptas en los niveles de
azúcar en el sistema sanguíneo.

Ese tipo de dieta, unido a un estilo de vida más sedentario en los
Estados Unidos, y fácil acceso a alimentos empacados y refrescos,
provoca una combinación poco saludable para millones de inmigrantes
hispanos y sus hijos. De acuerdo con un estudio nacional del 2010,
llevado a cabo por el Centro de Control y Prevención de Enfermedades
(CDC, por sus siglas en inglés), los adultos hispanos son 1.7 veces más
propensos a tener diabetes que las personas blancas no hispanas.

“Por ejemplo, pensemos en alguien que creció en Cuba, Colombia o Perú.
Cuando vivían allá no tenían diabetes”, dice el doctor Joseph Gutman,
endocrinólogo en el Centro Médico Mount Sinai. “Se mudaron acá y
comenzaron a consumir comida rápida y bebidas de cola, añadiendo una
carga que sus organismos no pueden manejar. Sí, el arroz blanco es
terrible, pero eso solo significa que no lo puede consumir en las
cantidades a las que estaba acostumbrado. Usted le está echando sal a la
herida”.

Gutman y otros que tratan pacientes diabéticos o a riesgo de contraer la
enfermedad, dicen que uno de los primeros pasos es convencer a los
pacientes, tanto hispanos como no hispanos, de eliminar de la dieta las
bebidas dulces, tales como refrescos y jugos, que tienen un alto índice
glucémico.

“He tenido algunos pacientes que ingieren de cuatro a cinco bebidas de
cola al día y lo único que hemos logrado es que cambien de bebida”, dice
el doctor Ted Feldman, director médico del Centro de Prevención y
Bienestar en el Baptist Health South Florida y el South Miami Heart
Center en el Hospital South Miami. “Si la eliminaran perderían peso
inmediatamente”.

La nutricionista Rocío García dice que para muchos de sus pacientes
hispanos, es especialmente difícil de entender por qué deben limitar la
ingesta de jugo de frutas.

“Piensan que como proviene de una fruta es saludable”, comenta García,
quien ofrece consejería a pacientes con trasplante de órgano en el
Hospital Jackson Memorial. “Con los jugos no se obtiene toda la fibra de
la fruta. Si toma 6 onzas de jugo de naranja, es como si estuviera
comiendo tres naranjas a la vez, pero sin todos los beneficios”.

En otras palabras, los jugos son altos en calorías, pero no ofrecen
mucha ganancia por su inversión. La fibra es importante porque al cuerpo
le toma más tiempo en descomponerla. Como resultado, los azúcares
naturales de la fruta se absorben más lentamente en el sistema sanguíneo
y el páncreas no tiene que excederse para lograr disponer de la insulina
de inmediato.

“Es como si dejara una ventana abierta en la casa y pasara un huracán, y
el agua dañara todo”, dice Gutman. “Pero si el agua es de sus hijos que
llegan a la casa, mojados de la piscina, no tendría que trabajar tan
fuerte para limpiarlo”.

La Asociación Americana de Diabetes recomienda que para las comidas,
dibuje una línea imaginaria en el plato dividiéndolo en dos y, luego,
dividiendo una mitad nuevamente de forma que tenga tres secciones. La
sección más grande del plato debe ser para vegetales sin almidón. Otra
parte puede ser para los almidones como los panes de multigranos.
Finalmente, las carnes magras, huevos o productos lácteos pueden
rellenar la última sección.

Alejandra Cordovez, nutricionista en el Instituto de Investigación de
Diabetes de la Universidad de Miami, dice que el mayor reto para los
pacientes hispanos es aumentar el consumo de vegetales sin almidón.

“La dieta hispana tiene altas porciones de carbohidratos refinados bajos
en fibra, como el arroz blanco, los buñuelos, el pan cubano, las
arepas”, comenta. “Las personas me preguntan si pueden comer arroz. Sí,
pero no puedes consumir tres tazas de arroz, dos tazas de frijoles,
yuca, malanga y platanitos y carne”.

Lo que le preocupa a Cordovez es que muchos padres hispanos no dan
vegetales a sus hijos. Algunos de sus pacientes son niños obesos de 9
años de edad.

“Trato de que coman un servicio de vegetales pero los padres me dicen:
‘Trato de hacer que coman vegetales pero no quiere.’ Entonces le
pregunto al padre: ‘¿Usted come vegetales?’. A menudo la respuesta es no.

Luego de ser diagnosticada, Barreiros comenzó a experimentar con
vegetales en la cocina y actualmente disfruta algunos de ellos. De
hecho, hasta ha compartido algunos de estos nuevos alimentos con sus
padres y su abuela.

“Ellos ni siquiera sabían lo que era el zucchini y el calabacín hasta
que preparé chili con esos vegetales”, recuerda Barreiros riendo. “Ellos
decían: ‘¿Qué es esta cosa verde y amarilla?’ Les tuve que mostrar. Los
habían visto en el mercado pero no los habían probado”.

http://www.elnuevoherald.com/2012/11/10/v-fullstory/1340277/la-dieta-hispana.html

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