Wednesday, April 4, 2012

Doble castigo a vendedor de frutas

Doble castigo a vendedor de frutas
Miércoles, 04 de Abril de 2012 00:46
Escrito por Gladys Linares

Cuba actualidad, Lawton, La Habana, (PD) Al caer la tarde se escuchan
los pregones de algunos vendedores de frutas, viandas y vegetales.
Muchos no tienen licencia, por eso salen a esa hora en que es difícil
encontrar un inspector en la calle.

Pero hay quien se pone fatal, como le sucedió a un anciano que a las
seis de la tarde se encontraba en la esquina de Rabí y Enamorados, en
Santos Suárez. El señor hacía estancia junto a una carretilla con
mameyes colorados y algunas chirimoyas, y aunque no pregonaba en voz
alta, al paso de los transeúntes anunciaba su mercancía con timidez.
Bastaba observarlo un momento para darse cuenta que no era ducho en el
oficio.

Mientras un cliente escogía algunas frutas, una mujer se detuvo a
observarlo. El anciano, como si presintiera algo malo, la miró asustado,
y con voz queda intentó proponerle la mercancía, pero se quedó con la
boca abierta cuando ella le dijo: "Su licencia, por favor."

Entonces él trató de explicarle que las frutas eran de sus matas, que
cómo iba a sacar licencia para venderlas una vez al año. Pero mientras
hablaba, ella sin prestarle atención levantó su brazo y le hizo señales
a un camión que se encontraba detrás del vendedor para que avanzara
hasta ponerse al lado de la carretilla. En ese momento, tres policías se
bajaron y la cargaron con toda la mercancía.

Enseguida el público se aglomeró. Uno de los presentes, un hombre de
avanzada edad, descendiente de chinos, le preguntó en voz baja a la
inspectora: "Compañera: ¿qué hacen ahora con esa mercancía?" "Esta
mercancía –respondió la aludida- está decomisada y el gobierno la
destina a hogares de ancianos, comedores comunitarios o círculos
infantiles."

Y aunque nadie hizo comentarios, todos los presentes se miraron
incrédulos. Entonces, el hombre volvió a preguntar: "¿Y el vendedor va
preso?" "No –replicó la inspectora-, le ponen mil quinientos pesos de
multa." El descendiente de chinos, como pensando en voz alta, comentó:
"Entonces le ponen una doble sanción: le quitan la mercancía y la
carretilla, que ya es un castigo, y el otro es la multa."

Ante el murmullo de los presentes, la mujer concluyó: "Así está
establecido."

Antes de irse, el hijo de chinos dijo en voz alta, para que todos lo
oyeran: "Mi papá alquilaba una carretilla a tres cuadras del Mercado
Único. Allí compraba frutas, viandas y vegetales, salía a venderlos por
las calles y nadie se metía con él. Al contario, la policía lo protegía."

Para Cuba actualidad: gladyslinares42@yahoo.com

http://primaveradigital.org/primavera/component/content/article/129-comercio/3789-doble-castigo.html

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