Wednesday, April 3, 2013

La hora del escape

La hora del escape
Miércoles, Abril 3, 2013 | Por Polina Martínez Shvietsova

LA HABANA, Cuba, abril, www.cubanet.org -Después de un agotador día de
trabajo, con muy baja remuneración, vas a liarte con un transporte cada
vez más en crisis. Entonces llegas a la casa, al final de la tarde, y
sigues batida con las tareas hogareñas en una especie de ruleta de
sufrimiento cíclico, un desgaste psicológico que no tiene precio. Este
suele ser el horario pico para la gran mayoría de las familias
habaneras. Es lo que aquí llaman "La hora del escape".

El supuesto escape se relaciona con las panaderías de horario
permanente, que suelen estar ubicadas en zonas con alta convergencia
ciudadana. También cerca de estos puntos de encuentro se hallan los
llamados "DiTú", "Al Paso" o "DiMar", pequeños restaurantes de comida
rápida que venden en divisas, así como farmacias y carretilleros con
productos agrícolas.

Salir de la casa a "La hora del escape" para hacer la compra del pan y
de otros productos, equivale a un respiro que la gente aprovecha para
desahogarse conversando en tanto transcurre la eterna cola. El ambiente
que se reúne en estos sitios es de la más variopinta fauna social.

A la cola del pan llegan los viejos retirados, los adolecentes que
buscan pescar algún extranjero en la parte del "DiTú", las amas de casa
con sus arreglos en la cabeza, los padres de familia con tonos
marciales. Es un largo desfile de gente que refleja el cansancio de
todos los días, puesto que todo gira y es más de lo mismo.

Sin embargo, en tanto transcurre la cola, se crea un microambiente de
válvula de escape, se oyen susurros de inconformidad, se habla a media
voz. Pues nada de decir cosas de frente, no vaya a ser que el chivatón
de la esquina se entere. Así surgen de la cola las murmuraciones, que
son como los silbidos de una vieja olla de presión.

En los alrededores se aglomeran los dulceros (venden productos hechos en
casa), los que venden javitas a un peso. También están los que venden
queso-crema, mantequilla, detergentes, horquillas para la ropa y un
largo elenco de merolicos con carritos de viandas, frutas y vegetales.
Sin embargo, es imposible obviar que a esta hora pico llegan también a
la cola los más desahuciados de la vida. Se aproximan harapientos, locos
y mendigos que piden limosnas, así como los borrachos, que constituyen
legión en todos los barrios. Hace unos días se aproximó a la cola un
hombre diciendo que él había sido el chofer del Che. Estaba en unas
condiciones calamitosas. Es deprimente ver semejante espectáculo.

Pero hacer la cola a veces es gratificante. La gente habla y suspira a
medias y entrecortadamente, clamando por las mejoras económicas que
tardan demasiado en llegar. La reunión es efímera, puesto que la cola
dura entre veinte minutos y media hora. Sin embargo, es prolífica en
voces ácidas, contrarias al régimen. Nada mejor que una cola habanera
para medir la temperatura social y recolectar opiniones.

http://www.cubanet.org/articulos/la-hora-del-escape/

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